En el marco del Seminario Internacional Online del Movimiento Político por la Unidad (MPPU) “Una política para la unidad y el cambio mundial: ideas, compromisos, contribuciones” que tuvo lugar los días 10 y 11 de diciembre de 2020, Marconi Aurélio e Silva, miembro del Centro Internacional del MPPU y referente de la Investigación, dio una breve charla titulada Chiara Lubich como figura política: Pensamiento y Obra.  Lo publicamos a continuación.

Marconi Aurélio e Silva

Desde el principio, el tema de la política está presente en la vida de Chiara. El contexto político, social, religioso y económico del Trentino, en las primeras décadas del siglo pasado, es una evolución cultural. Y esto se puede ver en la propia familia Lubich: su madre era católica, su padre socialista, su hermano un partisano que luchó contra el fascismo. Chiara era una apasionada de la Filosofía. La diversidad y la unidad eran, por tanto, la dinámica del día a día en la familia. 

Chiara trabajó como profesora de primaria y también ocupó puestos de liderazgo en la Acción Católica de Trento y en la Federación Universitaria Católica Italiana (FUCI). El catolicismo social desempeñó una especie de papel de resistencia cultural contra el fascismo. Allí Chiara conoció a algunos de sus compañeros idealistas que se reunieron durante la guerra. Juntos, decidieron ayudar a sus conciudadanos más débiles y con dificultades. En una carta de mayo de 1948 al padre Bonaventura de Malé, Chiara decía: “Lo importante es hacer de la unidad la base, el medio, el fin. [Esa unidad en la que] dos almas se funden en una y surgen iguales y distintas”. Unidad, pues, que debe entenderse no como uniformidad. Pero, como unidad en la distinción, incluso en la misma comunidad.

Los diálogos sobre política eran frecuentes en aquella época. En septiembre de 1948, Chiara conoce al escritor y diputado Igino Giordani en Montecitorio. A partir de ese momento, nació una profunda relación de colaboración que les permitió tener oportunidades de intercambios de alto nivel. Inmediatamente después de comprender lo que era el Ideal de la Unidad, Giordani se puso a trabajar en el Parlamento para llevar su espíritu, a través de un diálogo abierto a todos. Fue Giordani quien presentó a Alcide De Gasperi a Chiara, en febrero de 1950. El jefe del gobierno italiano también era de Trento. La relación de amistad duró hasta la muerte del estadista. Pero otros políticos de la época también se acercaron a Chiara, participando en reuniones específicas para ellos. Y siempre propuso algo más que estar juntos. En 1959, propuso:” […] dar un alma a la política, convertirla en el arte del bien común”. (Lubich, 1959), y así llevar la Unidad al propio partido y a las instituciones públicas.

Una vez restaurada la unidad y la cohesión pacífica a través del diálogo en el hogar, en la comunidad, en la sociedad, en la ciudad, etc., el reto y el nuevo nivel se convierten en llegar a la Unidad entre los pueblos y los estados. En este sentido, Chiara dice en 1959: “[…] hacer de la humanidad una familia y cultivar esas distinciones entre los pueblos, para que en el esplendor de cada uno, puesto al servicio del otro, brille la única luz de la vida, que embelleciendo la patria terrenal la convierte en una antesala de la Patria eterna”.

Creyendo que la política es sólo un servicio para promover el bien común, y que todos necesitan crear las condiciones para el diálogo y la comprensión mutua, Chiara propuso un movimiento por encima del partidismo, en el que fuera posible establecer la libertad, la igualdad y la fraternidad. Eso generaría un ágape, civil y social, capaz de propiciar la Unidad, el consenso, incluso en la promoción de políticas públicas para el bien colectivo. En 1996, sugirió a un grupo de políticos italianos: “Debería nacer un movimiento que llegue a los políticos de todos los partidos. […] el primer valor es la caridad, el amor mutuo. Sólo si la gente se convierte a este valor fundamental será posible abrir el discurso de los valores”. Y así, ¡ha nacido el MPPU!

Chiara se esforzó personalmente por resolver los problemas que encontró en el mundo, especialmente los relacionados con la falta de Unidad. Impulsó proyectos sociales en Brasil (Sudamérica), que redujeron la violencia; el diálogo, la paz y la Unidad entre los pueblos de Fontem y Fonjumetaw (África); Juntos por Europa; así como diferentes diálogos con líderes de grandes religiones, como musulmanes y budistas.

Así, las palabras clave de todo este camino de vida y pensamiento podrían resumirse en: ágape, reciprocidad, comunión y fraternidad universal hasta llegar a la Unidad en la diversidad. Este sistema es una síntesis del método político propuesto y sus posibles efectos.